El subsuelo de Tamarón cuenta con abundancia de yeso. Concretamente, en la ladera Este hay un lugar conocido con el nombre de La Yesera donde, desde generaciones antiguas hasta bien entrado el siglo XX, sus moradores vinieron extrayendo este producto en bruto que, en piezas de regular tamaño, transportaban a puntos adecuados del pueblo.

Dichas piedras eran apiladas formando arcos, bajo los cuales se encendía fuego constituyendo un horno del que se obtenía lo que industrialmente se conoce como yeso negro, no porque sea de este color sino que es el más basto y de color gris. Las piedras de yeso, después de tratadas en el horno eran "majadas", nombre que se aplicaba a la labor de golpearlas con mazas de madera manejadas a mano hasta dejarlo lo más fino posible. Para luego ser cribado con areles o cribas grandes muy tupidas, separando así lo inservible que llamaban granzas y aprovechando lo válido en obras que nunca faltaban.

Baste decir como muestra que era corriente ver cómo cualquier solera de un piso o similares se hacía únicamente con yeso y rangos de madera, como actualmente se puede ver todavía en los techos o suelos de muchos desvanes donde se echaba una buena capa para luego sobre ella depositar el grano.

Tengo oído que La Yesera se examinó con fines de explotación, pero no se llegó a nada por su dificultad de acceso y el yeso era tosco y no suficientemente blanco. Por lo demás era resistente y quedaba muy duro.

Recuerdo haber visto hacer los hornos en el camino de las Chorcas y en el lugar donde está ahora la casa de Miguel Marín que heredó de su padre Florentín y éste a su vez había comprado al Marqués de La Rosa.(El Marqués de La Rosa era Corregidor de Burgos).

Tomás Mínguez, año 2001