Cuando nos referimos al yacimiento paleontológico de Tamarón estamos hablando del encontrado en los Arenales que se encuentran al borde de la carretera en dirección a Iglesias.

 Sin embargo, en la visita realizada por el equipo de paleontólogos de la Universidad Complutense el día 13 de Mayo de 2000, se analizaron otros dos posibles lugares.

 Uno de ellos es el arenal que llamamos de San Vicente, situado al otro lado del arroyo y cercano al camino de La Canal.

 Este arenal corresponde también a la misma época (Era Terciaria) y en él se encontró ese mismo día una falange que ha resultado ser de jabalí o cerdo; pero no es un fósil, y su edad no es de más de 40 años; por lo tanto, contemporánea nuestra y sin ningún valor paleontológico.

 Otra pequeña muestra hallada en el mismo lugar y entregada por un vecino del pueblo, tampoco tiene valor; no es más que una pequeña roca con forma extraña.

 Sin embargo, en la pared del arenal, por cierto, perforada por los avejarucos que anidan en esa época del año, se ven bandas de arena de diferente color y alguna de ellas bastante oscura, lo que indica la presencia de óxido de hierro. Es posible que el seguimiento de alguna de esas bandas nos llevase a encontrar algún resto, ya que, como hemos dicho anteriormente, la época de formación es la misma que la del primer arenal y por tanto el ambiente, vegetación y población animal también.

 Cerca de este lugar, al otro lado del mencionado camino de La Canal, se pueden encontrar restos humanos correspondientes a tumbas del cementerio del antiguo Barrio de San Vicente, uno de los tres núcleos que con el del antiguo San Miguel y el actual Tamarón, dice la leyenda que formaban los Tres Metarones. Estos restos humanos no tienen valor paleontológico ya que su edad puede llegar a ser de sólo unos cientos de años, pero sí creemos que por respeto e higiene deberían tener algún tratamiento adecuado.

 Volviendo a nuestro tema, ese mismo día 13 de Mayo de 2000 se realizó un pequeño muestreo en otro arenal situado al Sur del pueblo, sobre las Bodegas de Abajo.

 Se siguen observando las vetas de tono más oscuro, pero no se encontraron restos. Puede ser un caso similar al anterior.

 Sin embargo, en la ladera contigua a dicho arenal se conocía la existencia de pequeñas piedras que hace muchos años, (mi padre que lo recuerda tiene 83), los niños del pueblo llamaban “pilas”, por la forma que tienen semejante a las piedras cóncavas que se utilizaban en corrales y gallineros para dejar el agua para las gallinas.

 Estas piedras se mostraron a los paleontólogos que por su forma las definen en lenguaje vulgar como “orejas” y que científicamente se conocen con el nombre genérico de Estromatolitos y concretamente el tipo de Tamarón se conoce como Oncolito.

 Los Estromatolitos, del griego strôma, alfombra, lecho y lithos, piedra, se estudian en Geología como estructuras sedimentarias originadas por deposición de Carbonato de Calcio alrededor de tallos de algas. Los Estromatolitos son los más antiguos vestigios de actividad orgánica que se conocen, ya que se han datado algunos de 3500 millones de años de antigüedad.

 Cuando se hacen secciones muy delgadas pueden encontrarse Estromatolitos fósiles que contienen cianobacterias muy bien conservadas.

 Los Oncolitos son fósiles redondeados, formados por una concha en su núcleo que se va cubriendo por finas capas de sedimento.

 Estas estructuras forman como una estera de cianobacterias que crece en ambiente acuático, atrapa sedimento y a veces secreta Carbonato Cálcico.

 Este hallazgo nos da a entender que dicha ladera ha formado parte de la orilla de un gran lago o mar, habitado por animales de concha, en este caso bivalvos, a los cuales, una vez utilizados como alimento para otros animales, sus conchas quedaban a merced de las olas. Lo que hacía que se “rebozasen” del material existente en el lecho de la ladera.

 Los Oncolitos encontrados en Tamarón tienen diferentes formas y tamaños y algunos están en perfecto estado de conservación. En los que están rotos se puede apreciar perfectamente la presencia de una concha en su interior.